martes, 8 de mayo de 2012

ANIMALES DE CIRCO


EL SUFRIMIENTO DE LOS ANIMALES.
¿CÓMO VIVEN?
Las condiciones en que se obliga a vivir a los animales de circo son precarias e inadecuadas;  si recurrimos al principio básico de que los animales salvajes deben vivir en su lugar de origen, entre sus congéneres,  en su hábitat natural, y en plena libertad para correr, cazar y desarrollarse como lo manda su especie, podemos afirmar que, los animales no fueron puesto en el planeta para estar prisioneros de por vida, para ser atormentados por sus domadores, y ni para ridiculizarlos en  espectáculos que los obligan a realizar acciones en contra de su naturaleza.
Los animales de Circo no sólo están sujetos a las incomodidades de su vivienda sino que también sufren las tensiones provocadas por los ruidos, los continuos movimientos y las luces.  Sufren el traslado de un lugar a otro o de país a país, viviendo en jaulas donde casi no pueden moverse y  carecen de condiciones higiénicas adecuadas.
En ellas, el animal pasa la mayor parte de su vida ya que aparte del tiempo en el que están en la pista (aproximadamente dos o tres actuaciones por día de treinta minutos), están encadenados  en sus pequeños vagones condenados a una vida vegetativa y con un stress al máximo.

COMO LOS ENTRENAN

Condenados a languidecer entre barrotes y a someterse a punta de castigos, a pruebas reñidas contra su naturaleza, los protagonistas de los “circos de fieras” no constituyen sino lamentables remedos de los ejemplares libres, ya sean tigres, leones, osos y muchos otros animales.
El público que los ve “actuar” a fuerza de latigazos no se imagina, o no quiere imaginarse qué se esconde detrás del brillante espectáculo.
Un animal salvaje, en muchos casos,  enorme o de gran cuerpo, se lo doma a base de castigo físico, sea con látigos con bolas de acero en la punta, antorchas de propano, collares de púas, bozales, descargas eléctricas, mazos de clavos, aguijones, barretas de acero candente, hambre y sed… Muchos de estos aparatos incluso son mostrados al público durante la función.

QUE HACER

Mientras sigamos ignorantes de esta verdad y apoyemos estos espectáculos contribuiremos a que sigan cazando animales salvajes, a que se les siga torturando y explotando para que la gente que asista se divierta.
Los circos con animales son anacronismo que no debería tener cabida en el mundo de los espectáculos y principalmente civilizado, con valores humanos y morales. El público debe rechazarlo prefiriendo los circos de fantasía que basan sus presentaciones en la variada gama del ingenio y habilidad de su elenco humano, sin recurrir a la explotación de animales cautivos en condiciones miserables.
El circo es una Agonía. Hagamos y trabajemos por la agonía del circo que mal utiliza a los animales

DELFIN



El delfín es el mamífero marino que más se adapta a la vida en cautiverio. Existen unas 32 especies, de las cuales las más conocidas son el delfín mular (común en zoológicos, acuarios y presentaciones de exhibiciones acrobáticas con estos animales), es del de mayor tamaño y puede alcanzar unos 3 metros de longitud; el delfín común, y el boto, delfín grácil y pequeño, que habita en aguas dulces, y ha llegado a remontar 2.000 km aguas arriba en el río Amazonas. El boto es el delfín más pequeño, con una longitud inferior a 1,2 m.

 En libertad, habita en mares templados, y se agrupa en manadas que pueden llegar a un centenar de ejemplares, que acompañan a las embarcaciones, haciendo sus piruetas, lo que constituye un espectáculo natural que provoca la admiración y simpatía de quienes los observan. Se alimenta de peces, y su cuerpo en forma de torpedo, con una longitud de entre 2 y 2,50 metros, y una aleta dorsal alta y delgada. Presenta una cabeza pequeña Su carne no es muy apreciada, por lo que no es muy cazado para la alimentación, pero en ciertas zonas es muy perseguido para evitar que dañe la pesca de la zona.